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Procrastinar o "lo hago al ratito”


Ya tomaste la decisión de salir de tu zona de confort, ya sabes qué es lo que quieres…pero no das el primer paso. Esto se puede deber a dos situaciones.

La primera es en la que siempre encuentras alguna excusa o tarea pendiente que hacer y, aunque sabes todo el bien que te hará salir de tu zona de confort, lo dejas para después.

Eso es lo que conocemos como procrastinar. Esta palabra, que se ha puesto de moda entre los gurús y coaches del cambio, no significa otra cosa que dejar las cosas para después.

 

“No dejes para mañana lo que puedes hacer pasado mañana”

 

Aplazar las cosas para después, generalmente para el último momento, cuando ya tenemos la presión encima, encierra un miedo de hacer las cosas por temor a que salgan mal y que nos critiquen.

Otra de las causas es ir posponiendo la resolución de un problema, o la realización de tareas que te son desagradables, con la esperanza, ilusoria, de que se resuelvan solas o dejen de ser necesarias.

Y atención, una persona “procrastinadora” no es, necesariamente, una persona floja. Al contrario, podemos verla llena de actividades, muchas de ellas distractoras de la tarea principal.

Si ya procrastino ¿quiere decir que no tengo remedio?

Afortunadamente, y aunque es una actitud que vemos con bastante frecuencia en la vida cotidiana, procrastinar no es un virus que se contagie y que no tenga cura. A continuación te daré algunos tips que te pueden ser de utilidad. No llevan ningún orden en especial e incluso algunas pudieran parecer contradictorias. Aplica las que sientas que te ayuden, ya sea a salir de tu zona de confort o en tu vida diaria.

1.- Aplica la regla de los 2 minutos

Esta regla dice que si hacer una tarea te va tomar menos de dos minutos la hagas de inmediato. No importa que no sea de alta prioridad. De esta manera te irás quitando esos pequeños pendientes que no te permiten concentrarte en tu labor principal.

2.- La táctica de los 5 minutos

Cuando tienes un proyecto muy grande es muy probable que te sientas abrumada ante ella. Sin embargo, muchas veces el secreto está en empezar y después, como decían las abuelas, te sigues como hilo de media. Así que puedes aplicar la táctica de los 5 minutos. Antes de empezar te dices que vas a dedicarle sólo 5 minutos, y conforme veas tus avances, dirás “cinco minutos más”, y así sucesivamente hasta que termines la tarea.

Total ¿qué son cinco minutos?

3.- Divide y vencerás

Este consejo va de la mano con el anterior. Un proyecto muy grande te desalienta, pero ¿qué tal diez proyectos pequeños? Es más fácil decidirte a iniciar si en vez de ver un todo complejo, atacas cada una de las partes en el que lo dividiste.

Y además puedes usar la técnica de “Pomodoro”, que consiste en descansar 5 minutos por cada 25 minutos de trabajo. Lo ideal es que te pares de tu lugar (o te sientes, si estabas de pie) y te relajes, pero también puedes hacer otra tarea que sea distinta a la que estabas haciendo.

4.- Haz de las listas tus aliadas

¿Qué tienen en común las rutinas, los horarios y las listas?

Que te van a servir para organizarte mejor y no olvidar ninguna tarea.

Seguramente hay actividades que tienes que hacer todos los días. Si las tienes en una lista, y vas palomeando las que ya hiciste, vas a ver que tu lista de pendientes disminuye, no sólo en orden, sino también de manera más rápida.

Dedica un horario en específico para aquellas tareas rutinarias que te quitan mucho tiempo si las vas haciendo conforme te acuerdas.

Esto te traerá el beneficio de tener más tiempo para tus proyectos y metas más grandes.

5.- Evita las distracciones

Imagina la siguiente situación. Estás haciendo un proyecto importante y de pronto te llega la notificación de que te llegó un mensaje. Abres tu correo y ves que es de un curso al que te inscribiste. Este correo te lleva a una página, que a su vez tiene una liga que te lleva a un artículo, y cuando menos te das cuenta, han pasado tres horas y no has avanzado nada en tu proyecto ¿te suena familiar?

Por eso, como te dije en el punto anterior, dedica un horario en específico a leer tu correo e interactuar en redes sociales. Pasado ese tiempo los ignoras por completo y te dedicas a las actividades más importantes.

6.- Hazte cargo de la situación

Muchas veces aplazas las tareas de forma inconsciente, quizás por costumbre. Por eso es importante que te detengas a pensar en ella y en las razones por las que la estás dejando para después.

Al hacerlo entenderás el porqué de tu actuar y es posible que descubras que en realidad no estás preparada para enfrentarte a ese cambio, o bien, que la tarea no sea urgente para ese momento. Es entonces cuando la pospones y la programas para después de manera consciente, evitando así estar procrastinando y, por ende, sintiéndote mal.

7.- Aprende a decir NO

Este consejo no tiene mucho que ver con el tema de salir de tu zona de confort, aunque sí con el de tu vida diaria. Es muy común que tengas la agenda llena de pendientes por el simple hecho de no saber decir que NO.

Como ya lo hemos dicho con anterioridad, cuando alguien te dice que NO te sientes rechazada, y eso te duele. Es por ello que, en una especie de empatía, no te atreves a decir que no puedes hacer tal o cual tarea, aunque al aceptarla se te complique realizar todos los demás pendientes que tienes. La mala noticia es que no es empatía. Es ese mismo miedo al rechazo. Tienes miedo de que, al negarte, te dejen de querer…y eso te duele.

La buena noticia es que eso no sucederá. Por lo general, valoramos más a una persona honesta que te diga que no puede hacer tal o cual cosa, que una que se pone de tapete para cumplir todos nuestros deseos.

Así que piénsalo mejor antes de aceptar tareas para las que no tienes tiempo.

8.- Gestiona tu energía

Cualquier cambio o proyecto importante que tengas que hacer en tu vida va a necesitar que estés con la mayor cantidad de energía posible. Si estás cansada, frustrada o sin poder ver la trascendencia de lo que estás haciendo va a ser un factor muy importante para que procrastines.

Y si bien es frecuente que para cumplir con tu meta o tu proyecto te tomes más tiempo del calculado, debes de poder ver cuándo es el momento de detenerte para tomar nuevos bríos. A lo mejor no es el momento o la táctica adecuada para poder enfrentarte a esta tarea en particular.

9.- Date pequeñas recompensas

No importa de qué trate, a lo mejor sólo es una felicitación o quizás sea una ida al cine. El chiste es darte premios conforme vayas avanzando en tu proyecto. Y no, no tiene nada que ver con que te conviertas en un perro de Pavlov que trabaja sólo por recompensas.

10.- Empieza por lo que más te desagrade

Si empiezas por las tareas que te desagradan, pronto ya no tendrás esa carga que te roba energía por el malestar que te da el sólo hecho de pensar que la tienes que hacer. Si son varias tareas desagradables, puedes intercalar una desagradable con una agradable y que te relaje. Verás cómo avanzas más rápido.

11.- Jerarquiza tus tareas

Divide tus tareas en cuatro segmentos.

Cosas importantes y urgentes: Son las que sabes que debes empezar hoy y que, la razón por las que las dejas para después es porque te abruma la carga de trabajo. Si vuelves a leer los puntos dos y tres verás que te serán de mucha ayuda.

Cosas importantes y no urgentes: Son las tareas o proyectos que sabes que van a ayudarte pero que pueden esperar, quizás un día, quizás una semana.

Cosas no importantes y urgentes: Mira el punto 5 y sabrás cuáles son y cómo tratarlas.

Cosas no importantes y no urgentes: Estas son los distractores por excelencia. Son las excusas que te mantienen “ocupado” a fin de que no sientas remordimiento por no hacer nada, aunque te alejan de tu meta o proyecto.

Ahora bien ¿te acuerdas que al principio te hablé de dos situaciones por las que no sales de tu zona de confort? Ya vimos la primera y te di unos consejos para evitarla.

La segunda es que ya sabes qué quieres pero no sabes cómo lograrlo. Y aquí es donde yo te ofrezco mi apoyo.

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