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Recuperar a tus amigos es una buena decisión


Y vamos con la cuarta entrega sobre los arrepentimientos más comunes que tienen las personas en su lecho de muerte, recopilados por Bronnie Ware, una enfermera de cuidados paliativos.

4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos

amigos

Los amigos son esos “extraños seres” con los que nos identificamos y que llegan a nuestra vida por una elección mutua. Hay quien dice que son la familia que escogemos, sin que ello signifique que tengamos una mala familia; sólo estamos integrando a personas con las que no compartimos la misma sangre pero sí el corazón.

La escuela, las actividades extra escolares, los pasatiempos, el trabajo e incluso los amigos de nuestros padres nos permiten conocer a los que se convertirán en nuestros amigos.

Están los que permanecen en nuestra vida por largos años y otros que sólo nos acompañan por un breve período de tiempo, pero el suficiente para dejar una huella imborrable en nosotros.

Y aunque todos los amigos son valiosos sin importar la época en que NOS adquirimos, los de la infancia y la juventud son los más entrañables, ya que a su lado fuimos descubriendo el mundo.

Las primeras salidas al cine sin nuestros padres; las actividades y secretos que sólo compartíamos con un pequeño grupo, los cuales sabíamos que nadie más, ni nuestra familia, podría entender; los consejos, las escapadas, el cuidarnos las espaldas, en fin, bastantes experiencias de vida que formaron lazos que juramos nunca se quebrarían.

Sin embargo, muchas veces, la vida nos va alejando de ellos, ya sea por intereses dispares o por cuestiones de distancia, al vivir en distintos países, e incluso, dentro del mismo país, pero en diferentes zonas. Dejamos de verlos, conocemos nuevos amigos con actividades más afines a nuestro presente, y aquellos amigos de la infancia y juventud, aunque permanecen en nuestra memoria, y algunos de ellos hasta en nuestro corazón, van perdiendo presencia en nuestra vida; perdemos ese contacto entrañable, y es a la hora de nuestra muerte que anhelamos con tristeza su compañía.

No esperes hasta que estés muriendo para intentar localizarlos. Ahora, más que nunca, las redes sociales, en general, y Facebook, en particular, nos facilitan la tarea de encontrarlos y ponernos en contacto con ellos.

Sólo te pido un favor, que ese reencuentro no se quede en el plano digital. Lo ideal sería que se encontraran en algún lugar, pero si no pueden verse en persona, al menos hablen por teléfono, pero rescata esa relación.

Y quizás hubo un rompimiento, algún orgullo herido, pero, ¿sabes?, si de verdad fueron amigos, es hora de callar a tu ego y no permitir que sentimientos negativos envenenen tu alma. De verdad, no te arrepentirás. Al dejar ir esos resentimientos te liberarás de un gran peso en tu vida.

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