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20 hábitos para tener salud mental (segunda Parte)

La semana pasada vimos los primeros 10 hábitos (puedes leerlos aquí) que te ayudan a tener salud mental. Hoy continuamos con el resto. Espero que los estés poniendo en práctica y que te estén siendo de utilidad. Sin más, continuamos.


11.- No te estanques en tus emociones

Tu estado de ánimo influye mucho en tu salud física. Cuando estás baja de ánimo tus defensas también se debilitan, por lo que es más fácil contraer alguna enfermedad.

Se dice que guardar rencor, miedo, enojo, tristeza por mucho tiempo, puede generarte un cáncer.

Cuando tus emociones pasan varias horas, e incluso días, instaladas en ti, se transforman en humor; si ese humor persiste por varias semanas o meses, se transforma en tu temperamento, y si les sigues dando cabida, se convierte en tu personalidad.


enojo, ira

Te voy a poner un ejemplo. Una mañana te despiertas de malas y empiezas a ver que todo está mal. Te enojas y vas peleando con todo mundo. Hasta ese momento, sólo amaneciste de mal humor. Transcurren los días y el enojo sigue instalado en ti. Para ese momento, los que te rodean ya no piensan que estás de mal humor. Los que te conocen de tiempo atrás, te dirán que ha cambiado tu temperamento. Ya no te afecta lo que te hizo enojar en un primer momento; ahora son más las cosas que te molestan, y empiezas a tener un punto de vista negativa la mayor parte del tiempo. Al cabo de unos meses ya ni te das cuenta de que algo en particular te molesta, porque ya estás enojada y de malas todo el tiempo. Ahora los demás te identifican como una persona enojona y negativa. El enojo ya es parte de tu personalidad.

¿Cómo puedes evitar esto? No dejando que las emociones se queden por mucho tiempo. Como ya lo dijimos en unos puntos de la semana pasada, no se trata de que escondas lo que sientes; se trata de sentirlos, darte cuenta de ellos, respirar y ver por qué te causaron esa reacción. Una vez aprendida la lección, los sueltas y los dejas ir.

12.- Vive en el presente



Hay dos tiempos en los que no puedes vivir sin desperdiciar tu vida: el pasado, porque ya no puedes cambiar nada, y el futuro, porque no sirve de nada angustiarse por lo que podría ser, y que en la mayoría de los casos, no sucede.


Vive cada día, uno a la vez. Quizás te sirva preguntarte ¿si hoy fuera mi último día con vida, quisiera vivirlo así?


Vivir en el presente es estar consciente de lo que sucede a tu alrededor, lo que vives, lo que haces, etc. Puedes practicarlo con actividades rutinarias, esas que haces en piloto automático.


Por ejemplo, cuando comas, huele la comida, siente la textura de los alimentos, descubre los olores de cada ingrediente; siéntela pasar de tu boca a tu estómago, pregúntate cómo esa comida está siendo buena para ti.



Por otro lado, también evita la procrastinación y el hacer muchas cosas a la vez (multitask). Ambas prácticas te quitan de tu presente y de tu consciencia. Muy poca gente, mucha menos de las que presumen hacerlo, pueden realizar dos o más tareas simultáneamente. Quizás las hagan pero sin poder poner atención, ya no digamos disfrutar, cada una de ellas.


Rompe con esa idea tóxica del multitask como sinónimo de productividad.


13.- Crea una comunidad que te dé soporte




El ser humano es un ser social por naturaleza. Tendemos a juntarnos en grupos que tengan nuestros mismos intereses. Y así, formamos familias, colonias, ciudades y diversos subgrupos que caminan de la mano de esa gran sociedad de la que formamos parte.


Pertenecer a una comunidad te va a dar el soporte necesario en momentos de crisis y la posibilidad de ayudar a otros cuando estos lo requieran.


Con ellos compartes valores, opiniones o una actividad en específico. En una comunidad ideal te puedes abrir ante tus pares y pedir ayuda para cambiar tu vida. El sentido de pertenencia que puedes encontrar en estos grupos va a provocar reacciones positivas en ti, como la felicidad y su consecuente liberación de endorfinas y dopamina.


Encuentra tu tribu y comienza a gozar de los beneficios de participar en una comunidad.

14.- Desintoxícate de las redes sociales


No cabe duda de que, con la llegada de las redes sociales, nos hemos acercado a personas que viven en otra parte del mundo. Sin embargo, a veces pasamos más tiempo en ellas de lo que deberíamos.

No dejes que el celular, las redes sociales y todo tipo de tecnología te aleje de las personas que tienes cerca. Préstales la misma atención que les darías si tu celular estuviera descompuesto.

No caigas en la trampa de querer estar 24/7, tratando de enterarte sobre absolutamente todo lo que ahí sucede. Esto sólo te traerá ansiedad y el síndrome de abstinencia, esa angustia por estar checando tus estados cada minuto. Desconéctate a cierta hora, por ejemplo, las 9 de la noche, y no uses tu teléfono a menos de que sea indispensable.

También es recomendable que no te enfrasques en peleas y discusiones estériles. Hay personas en las redes que, ocultas bajo el anonimato de Internet, se dedican a sacar su basura mental para que otros la recojan. No alimentes al troll.


15.- Evita el abuso del tabaco y el alcohol


Como vimos en la entrada sobre ¿Qué es la salud mental?, uno de los focos rojos es un aumento en tu consumo del cigarro, alcohol u otras drogas.

Tomarte una copa de vez en cuando no es un foco rojo, pero hacerlo de manera recurrente, sobre todo para calmarte cuando estás estresada, sí que lo es. Te aconsejo que, si estás cayendo en la trampa de usar estas sustancias como un elemento tranquilizador, sería bueno que dejaras de hacerlo, antes de que caigas en una adicción, que empeorará la situación de tu salud mental.

En otra entrada tocaremos más a fondo este tema, a fin de brindarle el espacio que requiere.

16.- No es bien nacido el que no es agradecido



Cuando estás en medio de una situación caótica es difícil concentrarte en las cosas positivas, y no es raro que caigas en un exceso de negatividad que te impida ver lo bueno que tienes en tu vida.

Por eso te invito a que lleves un diario de gratitud, en el que escribas cada día las cosas por la que estás agradecida, desde lo más pequeño, como podría ser el delicioso café que estás tomando en el desayuno, hasta cosas más grandes como tu familia, el tener salud o un trabajo en estas épocas tan complicadas.


Cuando caigas en la tentación de sentirte víctima de la vida cruel, saca tus apuntes y lee todas las razones que tienes para estar bien. Te vas a sentir mucho mejor después de eso.


17.- Toma Vitamina D



Y qué mejor forma de obtenerla que salir a dar un paseo bajo los rayos del sol.

La vitamina D juega un papel muy importante en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.

Como ya te dije, una de las principales fuentes de Vitamina D es el sol, pero también lo puedes encontrar, ya sea en suplementos alimenticios, o directamente de los alimentos, tales como la yema de huevo, pescado de agua salada e hígado.


Algunos alimentos, como el cereal, pueden estar enriquecidos con esta vitamina.


18.- Ten orden en tu vida

Depende de tu carácter, un espacio desordenado traerá más o menos estrés a tu vida.



Tampoco se trata de que te lances, plan Marie Kondo, a ordenar y limpiar tu casa completa cada día. Organiza un plan para mantener limpia y ordenada distintas áreas de tu casa, ya sabes, un día la sala y el comedor, otro la recámara, y así hasta terminar. Establecer esta rutina te permitirá no terminar muerta de cansancio y sin ganas de volver a hacer limpieza en tu vida.

Si cada día dedicas un tiempo para arreglar, no te sentirás impotente ante el caos de ir dejando todo tirado e intentar arreglarlo en un solo día. Tampoco se trata de tener un orden neurótico, en el que apenas y se adivine que existe un ser humano viviendo en ese espacio.

Te dejo un tip muy importante: Haz tu cama en cuanto puedas. Una recámara no se ve tan tirada si tiene la cama hecha. Eso, además, te traerá una sensación de ir avanzando en tus pendientes y traerá orden a tu vida.


19.- Permite que te adopte una mascota



Tener una mascota en casa te cambia la vida. Cuidar y proteger a un ser vivo que depende de ti es una experiencia enriquecedora, y eso sin mencionar que su compañía y demostraciones de amor serán benéficas para ti. No hay tristeza que no desaparezca después de un lengüetazo.

Pero, antes de salir corriendo a adoptar una, primero debes tener en cuenta que eso implica una inversión, tanto económica como de tiempo para dedicarle a él/ella. Es una responsabilidad para toda su vida (y quizás la tuya, si adoptas un elefante o una tortuga).




20.- Si te sientes sobrepasada ve a terapia

De acuerdo, ya aplicaste todos estos consejos y aún así sientes que no has logrado mucho avance, que digamos. Bueno, pues es momento de pensar en pedir ayuda profesional.

Acudir a terapia ya no tiene el estigma de hace varios años, en los que se pensaba que sólo los locos iban al psicólogo. Es perfectamente normal pedir ayuda a un profesional.

Piensa por un momento: Si tu coche no arranca, revisas la batería, que tenga agua, aceite y gasolina, y si sigue sin arrancar, llamas a un profesional, en este caso, un mecánico ¿verdad? Y no por ello debes sentirte mal, ni la gente te va a señalar por no saber arreglar un auto.

Pues con tu salud mental es lo mismo. Nunca dudes en pedir ayuda. Miles de personas lo hacen con resultados muy benéficos.


Nunca es tarde para incorporar cambios en tu vida que te lleven a un lugar donde te sientas más plena, consciente y equilibrada.

El 90% de nuestros pensamientos del día son los mismos de ayer, y para que ocurra un cambio tenemos que tomar decisiones diferentes a las del día anterior.



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