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Dar un paso adelante (Tercera estrategia para salir del hoyo)


Y seguimos con las estrategias para salir del hoyo. Ya dijimos que hay dos clases de estrés… eustrés o estrés positivo y distrés o estrés negativo.

Y dijimos que los estragos del distrés sostenido incluyen que nos sintamos fatal, cansados, irascibles y que sólo nos acordemos de las cosas malas que nos hayan pasado y de cuando nos hemos sentido peor que cucarachas.

También hemos dado dos estrategias o guías para empezar a salir de ese horrendo círculo vicioso, ambas con base en estudios serios que se han hecho sobre el funcionamiento del cerebro. Una es escribir en detalle todo lo que estamos sintiendo, a nivel de las sensaciones físicas y las emociones que acompañan, pero como si se lo estuviéramos platicando a un marciano que no entiende de conceptos ni de abstracciones… hay que describir para descubrir… bien concreto.

La segunda guía es cuidar nuestro lenguaje, acreditar que las palabras no sólo describen a la realidad sino que la crean y que si constantemente nos descalificamos y odiamos, y andamos quejándonos de nuestra mala suerte y de todo lo que nos pasa, esa será la realidad que percibamos, al margen de los hechos que, la verdad, sólo son lo que son. La carga negativa o positiva la ponemos nosotros a partir de nuestra perspectiva, de nuestras experiencias y sobre todo de nuestra actitud.

Otra estrategia es LA ACCIÓN. Voy a ser muy sincera, la salida del hoyo no se da sólo por pensar en que ya queremos salir… ¡hay que hacer!

El distrés nos paraliza o nos lleva a echarnos a correr para no estar en esa situación. Por eso es que hay que respirar hondo y convencernos de que es hora de dar un paso hacia delante y de una buena vez tomar la iniciativa de hacer algo, de dar ese primer paso.

Lo malo es que hay mucha gente que no lo intenta porque piensa que lo que pueden hacer es muy poco, o que no vale la pena; o no saben por dónde empezar o tal vez piensa que no le alcanza el tiempo, pues en vez de parar un poco sólo van en una loca carrera de supervivencia.

Son muy pocos los que se detienen un momento para ver, revisar, describir y comprender el origen de su angustia, de esa sensación de que el tiempo se escapa, la causa de esas tensiones que permean sus interacciones con los demás, y luego se sorprenden de que no encuentran amor, armonía, serenidad y plenitud en sus vidas… ¡la ecuación no les sale! Meten tensión, angustia, negatividad, quejas ¿y esperan que salga serenidad, amor y relaciones armoniosas?

¿Y qué quiero decir con que empiecen por hacer “algo”? Ahí les va, son las cuatro cosas que nos permitirán empezar a salir del hoyo. UNO, vamos a empezar a poner límites, vamos a empezar a decir NO a lo que en realidad no se siente bien hacer. Pero hay que hacerlo sin sentirnos culpables por no querer complacer a los demás, como lo veníamos haciendo aunque fuera a costa de nosotros y de nuestra paz interna.

Para eso hay que, DOS, tener claras nuestras prioridades. Veamos lo que para nosotros es importante o prioritario y ya no dejemos que otros decidan por nosotros. Y no digo que sea fácil, ni poner límites ni dejar que otros ya no decidan por nosotros, sobre todo porque esos otros están acostumbrados a que nosotros vayamos hasta el último, y harán lo posible porque no nos salgamos del redil.

TRES. Otra cosa que nos permitirá dar ese paso decisivo es “dar la cara” por nuestros valores, por aquello que es un asunto de suma importancia. Aquello por lo que estaríamos dispuestos a morir es lo que nos puede inspirar a querer vivir en total consciencia y presencia. Y para eso necesitamos aprender a…

CUATRO hablar con total honestidad de nuestro sentir; con honestidad y con amor, porque la verdad dicha sin amor es brutal.

En muchas culturas, decir que NO y dar prioridad a lo de uno, a nuestros valores, con honestidad, es un gran reto, porque el chantaje está a la orden del día y nos da miedo ser rechazados… por ese temor al abandono y a la muerte, que ya les dije. Pero créeme, vale muchísimo la pena intentarlo. Acuérdate que lo que hacemos dice más de nosotros que lo que decimos.

Imagina tu existencia si navegaras tu vida siguiendo el rumbo que marcan tus prioridades, impulsada por la fuerza de tus valores y de tu pasión.

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