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¿Y si lo esencial está oculto?


En una entrada anterior hablamos de lo importante que es que, como capitán de nuestro barco de velas, sepamos usar el viento, que es el inconsciente, a nuestro favor para entonces poder llegar a donde está nuestro tesoro interno, esa sabiduría, esa creatividad, esa paz, alegría, amor que pueden ser una constante en nuestra vida.

Pero es que los condicionamientos, la costumbre, el no cuestionarnos nunca nada, el hecho de que tal vez nadie nos haya dicho cómo o por dónde… todo eso y ve tú a saber qué tanto más, alteran la forma en como percibimos las cosas y al percibirlas distorsionadas nos dejan encadenados a una vida de dolor y de sufrimiento.

Una de esas cosas que contribuyen a que percibamos las cosas de una manera distorsionada son las emociones negativas… ya hemos hablado de ellas. Fíjate cómo cuando una persona está contenta, ya sea porque se acaba de enamorar, o se ganó algo, o consiguió algo que quería desde hace tiempo, qué sé yo, cuando una persona está contenta tiende a ver las cosas de manera más ligera, más amable; tiende a ser más paciente, más cariñoso.

Las mismas cosas que a alguien amargoso le parecen terribles, a alguien que está de buenas le parecen muy llevaderas. Por eso dicen que cuando uno cambia su forma de ver las cosas, pareciera que las cosas cambian, y de hecho sí cambian.

Pero hay filtros personales y colectivos que tal vez ya nos tienen condicionados para ver las cosas de cierta manera, y entre que no podemos verlas de otra forma y entre que nos empeñamos en ver lo que fuimos condicionados a ver y que no nos permitimos cuestionar, pues no salimos de la misma perspectiva.

Cuenta el doctor Deepak Chopra, ¿has oído hablar de él? que hicieron un experimento con unos gatitos. Unos crecieron en un cuarto que sólo tenía pintadas rayas horizontales, y otros crecieron en un cuarto que sólo tenía pintadas rayas verticales. Cuando los sacaron de ahí, de los respectivos cuartos, los que crecieron viendo sólo rayas horizontales, chocaban con las patas de las sillas ¡porque no las veían! Y los que crecieron viendo sólo rayas verticales, chocaban con los asientos, porque ¡no los veían!

Todos tenemos en el cerebro las áreas visuales, físicas, literales que nos permiten captar toda la realidad, eso sí, pero si en nuestro filtro mental no hay espacio para que eso sea posible, no importa que los sentidos capten las imágenes… no somos capaces de percibir la realidad o la percibimos de una manera distorsionada.

Por favor date la oportunidad de reflexionar ¿qué tal que en una de esas hay algo que te impide ver la realidad como es y más bien la estás viendo a través de un filtro que distorsiona? Pregúntate esto: ¿Y si las habilidades y los talentos que crees tener son una fracción de las que en realidad tienes? ¿Eres capaz de imaginar o de intuir que hay cosas que podrías descubrir en ti, en los demás y en el mundo, si pudieras ver más allá de esos filtros limitantes?

Tal vez, como diría El Principito, lo esencial este oculto, lo más valioso a lo mejor no lo podamos ver. Y tal vez si nos acercamos a eso que supuestamente ya conocemos, con un espíritu abierto, nuevo; tal vez si nos acercamos sin prejuicios, sin pre-conceptos, sin miedo a lo que podamos encontrar… tal vez entonces podamos descubrir cosas sorprendentes en nosotros… y también en los demás.

Y tal vez, sólo tal vez, nuestra manera de relacionarnos con nosotros, con los otros y con el entorno cambie y nuestra vida se enriquezca. ¿Cómo sería hacer la prueba? ¿Te animas?

No te olvides, en breve saldrá nuestro curso en línea ¡Otra Oportunidad! Date la oportunidad de conocerlo y empezar a transformar tu vida.

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