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Las 8 mentiras que te atan a tu zona de confort


Como vimos en el post anterior (si no lo viste, haz click aquí), cuando te encuentras en tu zona de confort, lo último que quieres es salir de ella. Y no es que sea el lugar más agradable para estar, sino que te da miedo hacer cambios en tu vida.

Y es entonces que te cuentas mentiras, pones pretextos para no “hacer olas”, como se dice comúnmente. Cuando te justificas de porqué no “quieres” cambiar, es el miedo el que está hablando.

Y no pienses que, cuando digo miedo, me estoy refiriendo al pánico o terror. No, se trata más bien de una intranquilidad por no tener la seguridad de lo que va a ocurrir en nuestra vida. Y en algunos casos se trata de argumentos a los que la sociedad le da mucho peso. Por ejemplo, ante el miedo de aceptar un trabajo mejor pagado en otra empresa, nos justificamos con que el horario, o la distancia, no permitiría estar con nuestra familia.

La doctora Carme Timoneda nos explica que, si una persona está atrapada en su zona de confort sin poder salir “elabora todo un sistema de justificaciones y creencias que pueden sonar muy coherentes, que aportan tranquilidad y que actúan como una aspirina hasta que la persona es noble consigo misma y es capaz de admitir que en realidad esas creencias, esos argumentos no son los que le atan a la zona de confort sino el miedo que tiene a salir de la misma[i]

¿Y cuáles son esas mentiras?

1. “No tengo experiencia. No sé cómo hacerlo. No soy conocido”

Cuando naciste no sabías hablar ni caminar, y ahora lo haces. Aprendiste a hacerlo ¿no? El síndrome del impostor esconde ese miedo a no ser suficientemente buenos y que la gente se dé cuenta de ello y nos señale. Es un miedo al ridículo. Si, en efecto, es algo que desconoces, estúdialo, apréndelo y lánzate con la confianza de que podrás lograrlo. Recuerda lo que decía Henry Ford “ Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”.

2. “Tiene que estar perfecto”

El perfeccionismo es un gran freno a la hora de querer salir de la zona de confort. A diario somos bombardeados por imágenes e ideas de la perfección: cuerpos perfectos, casas perfectas, vidas perfectas. Todos esconden sus errores para evitar ser juzgados como inadecuados. Es el miedo al “qué dirán”, que es una faz del miedo al rechazo, a que no me quieran.

Nos dice el doctor Wayne Dyer que una de las frases más autodestructivas es “Hazlo bien”.[ii] Y que esto no significa que no te esfuerces en las áreas en que debas hacerlo, pero que no busques la perfección, y menos en todas las áreas de tu vida.

Quizás te gustaría jugar tenis, pero el miedo de no hacerlo perfecto te impide siquiera a tomar una raqueta. A menos que estés pensando en ser tenista profesional, date la libertad de hacerlo… como salga, sin prejuicios, y ¿quién sabe?, quizás después de algunos años de práctica puedas ganar algunos torneos.

3. “Con lo que he logrado me conformo”

Esta excusa es, quizás, la más común. Cuando alcanzamos un punto que nos proporciona el tipo de vida que habíamos soñado sentimos que ya no hay que esforzarse más. Y no se trata de que te enfrasques en una ambición desmedida, pero si sientes que a tu vida le hace falta “algo” es momento de salir de tu zona de confort y buscarlo.

Por fortuna, esta excusa también es la que puede hacer que te pongas en acción. Bastará con que recuerdes los nervios y la emoción que sentiste cuando estabas por alcanzar la meta en la que vives ahora, para darte ánimos para empezar una vez más.

4. Miedo al éxito.

Esta, mas que excusa, es un medio de autosabotaje. Cuando parece que se está por alcanzar el éxito, la persona hace algo que acaba con todos sus esfuerzos.

Puede venir de un miedo de que, al destacar, uno sea más vulnerable a las críticas. También está muy relacionado con la excusa número uno, el no sentirse lo suficientemente bueno o merecedor del triunfo.

Un claro ejemplo, lo encontramos en el equipo de futbol, Cruz Azul, que no ha podido ganar las finales a pesar de llevar ventaja en el marcador.

¿Quieres un ejemplo más individual? Cuenta Mario Alonso Puig, que un arquitecto "desconocido” concursa para un premio importante, el cual lo catapultaría a nivel internacional. Constantemente decía “yo no sé ni para qué entro al concurso si no soy suficientemente bueno”… Pues ganó el concurso, y cuando estaba en la ceremonia de premiación, se emborrachó, golpeó a los organizadores del concurso, lo descalificaron y luego dijo: "Yo sabía que no había manera de ganarlo".

5. “Estoy muy ocupado”

Ahorita no, joven” parece que, al igual que el perro del meme, nos decimos cada día. Esta excusa es una trampa, porque no estás negando que necesites, y de hecho, quieras cambiar, pero, y con esto te justificas, te dices que necesitarás toda tu atención y tiempo para meterte de lleno en el cambio, y de momento estás muy ocupado.

Y para justificarte te llenas de tareas, muchas de ellas innecesarias o delegables, pero que te sirven de escudo para no afrontar lo que en verdad es importante.

Aplazar el momento es resistirse al cambio. Recuerda que es normal tener miedo, pero el resultado de que te pongas en acción va a ser muy positivo en tu vida.

6.- “No es para mí”/”No me gusta”

¿Cuántas veces rechazamos algo con estas frases? Te mueres de ganas de aprender a hornear pasteles, pero no te sientes suficientemente preparado (excusa 1) y el miedo al ridículo (que se te queme el pastel) o al rechazo (que no les guste tu pastel) te dice que aceptes que eso no es para ti. Y podrás esgrimir la excusa de la falta de habilidad o te pongas en plan snob y digas que hornear pasteles es una actividad menor.

También la encontramos a la hora de probar nuevos sabores o actividades. El miedo a lo desconocido nos hace decir “no me gusta” sin haberlo siquiera probado. La siguiente vez que te caches diciendo no me gusta, pregúntate ¿ya lo probé para poder decir si me gusta o no, o sólo es mi miedo el que está hablando?

7.- “Empezaré cuando…”

…tenga vacaciones, …esté más delgada, … termine la universidad, en fin. Esta tendencia de postergar para cuando sea el momento perfecto es más común de lo que imaginas. No se trata de hacer las cosas perfectas, como en la excusa 2, sino de retrasar la acción para el momento exacto.

Hay una historia sobre una mujer que se compró lencería y la guardó esperando el momento perfecto. Pasaron aniversarios, viajes y veladas románticas y la ropa seguía en el cajón en espera de la ocasión perfecta. Finalmente ésta llegó. Su esposo decidió que la usaría el día en que la estaban velando. ¿Fuerte? Es importante no dejar para después aquello que en verdad queremos hacer, quizás mañana ya sea muy tarde.

No pierdas tu tiempo con aplazamientos. Si desear algo ponte en acción ¡Ya!

8.- “Soy demasiado…”

Y aquí pon lo que quieras. Viejo, joven, gordo, flaca, conservadora, liberal, lo que tú gustes. Cualquier pretexto es bueno para no afrontar el miedo a lo desconocido y transformar tu vida.Aprender un idioma, hacer alguna actividad o dejar una relación tóxica. Todo ello va a requerir un compromiso de tu parte y tendrás que aceptar que no sabes cómo puede terminar, pero crecer y descubrir qué cosas nuevas vienen para ti es algo que debería pesar mucho más que estos pretextos.

Es importante que dejes de mentirte. Tu mente y tu perseverancia son herramientas muy poderosas que te ayudarán a salir de tu zona de confort. Ahora que, si de verdad no quieres salir de ella, después de todo nadie está obligado a ello, al menos exprésalo con claridad y deja de ponerte excusas.

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[i] Garrido, María (5 de febrero de 2019) 5 mentiras (fáciles de pillar) que nos atan a nuestra zona de confort . El País. Consultada el 25 de febrero de 2019)

[ii] Dyer, Wayne, “Tus zonas erróneas”, Edit. Grijalbo, 1976, p. 175

Lemos Rodríguez ,Raquel (27 de marzo de 2016) Las mentiras que te mantienen atrapado en tu zona de confort. Mejor Salud. Consultado el 25 de febrero de 2019

Bustillo, Arancha (14 de julio de 2016). «Beneficios de salir de tu 'zona de confort'». Expansión. Consultado el 15 de julio de 2016.

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