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Mónica Del Valle

Protagonistas u observadores de la vida


¿Eres protagonista de tu vida o nada más la ves pasar desde la barrera? ¿Las cosas te pasan o tú haces que pasen las cosas?

Vamos a recordar que nuestro cerebro es capaz de generar cientos de neuronas diarias que son claves para experimentar alegría de vivir, que son fundamentales para recordar y ser creativos, y que para ello es fundamental que nos fijemos en las posibilidades de la vida, en lo que anhelamos, en nuestras potencialidades.

Hay dos cosas básicas que podemos hacer para generar este cambio neuronal en nosotros. PRIMERO… cuando sintamos miedo, por un peligro real o imaginado o ante la incertidumbre, nos vamos a enfocar en lo que podemos ganar y no en lo que podemos perder. Acreditar aquello que nos atemoriza, escribir sobre ello, y luego, pasar del peor escenario a la visualización de alternativas viables para salir de ahí. Ya hablamos más en detalle de esto en otra ocasión.

Y SEGUNDO… le vamos a dedicar unos momentos al día a la reflexión ¿de qué? De las ocasiones en que hemos logrado encontrar salidas, soluciones y vías de respuesta ante los desafíos. Vamos a ayudarnos al tener consciencia y claridad de nuestras posibilidades.

Fíjate muy bien en esto que dice el médico por Harvard Mario Alonso Puig… “Cuando la motivación, la determinación y el compromiso se activan, el resto de las facultades mentales y físicas también lo hacen” ¿Cómo la ves?

Si cambiamos la forma en que nos definimos, en que nos identificamos, en que nos describimos, también cambiarán nuestro comportamiento y nuestros logros.

Por eso es importante que ante los desafíos no metamos la cabeza en la tierra como las avestruces en las caricaturas, porque eso es lo que seremos… una caricatura de nosotros mismos. Es importante que no nos escondamos detrás de algo o de alguien; que no pongamos a otros como excusa por lo que no hemos hecho, lo cual tal vez ha sido nuestro patrón de respuesta.

Preguntémonos… ¿de verdad no “nos dejan…"? ¿O en qué medida somos cómplices de nuestro propio desaliento? Veamos cuáles han sido nuestros patrones de respuesta cuando estamos frente a algo que queremos hacer y terminamos no haciendo.

Vamos a ver. Si te digo que la clave para lograr conjurar el desaliento, para saber si podremos o no afrontar los obstáculos, está en la motivación que sentimos; en ese compromiso con nosotros y con lo nuestro; en el corazón que le ponemos a las cosas, incluso mucho más allá que los conocimientos que podamos tener… ¿cómo te suena?

En buena medida nuestra fuerza sale cuando en lugar de centrarnos en nosotros, en lo que podemos o no podemos, en nuestra triste historia, en lo que nos hace el mundo, en lo que nos deberían de dar. O sea, cuando en vez de andar de Lloranditos nos centramos en una actitud de dar, de darnos, de dar lo mejor de nosotros a los demás, entonces nuestra fuerza interna sale, sacamos la casta y nos expresamos en plenitud.

En lugar de angustiarnos con lo que pudiéramos perder, vamos a enfocarnos en lo que, al prodigarnos a los demás, seremos capaces de dar al mundo… y de esa forma nosotros ganaremos mucho más de lo que hoy imaginamos. Al dar, en verdad recibimos mucho más de lo que sentaditos y lloriqueando recibiremos pues hay una sensación de autorrealización.

Permítete ensanchar tus horizontes; permítete ir más allá de tus límites físicos, mentales, espirituales.

Permítete cuestionar y probar tus creencias, total, es un ejercicio que harás tú, contigo… no le tienes que contar a nadie lo que descubras. Permítete ver qué tanto puedes dar en lugar de quejarte por lo que no tienes o que esperas recibir.

En una de esas, quedarás gratamente sorprendido al descubrir a un ser maravilloso que vive en tu interior a la espera de ser invitado a participar del mundo y de la vida en plenitud.

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