¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?
- Mónica Del Valle
- 12 jun 2019
- 3 Min. de lectura
Hemos estado hablando de los cinco arrepentimientos que suelen tener las personas en su lecho de muerte, recopilados por Bronnie Ware, una enfermera de cuidados paliativos. Esta semana toca:
2. Desearía no haber trabajado tan duro

Imagen de Лечение наркомании en Pixabay
Hubo un tiempo en que este arrepentimiento era principalmente masculino, sin embargo, con la incorporación de la mujer al ámbito laboral, sobre todo en puestos directivos, ellas también lo tienen.
Y quizás hasta peor, ya que aún no nos quitamos el estigma de que la mujer es la que educa a los hijos. Y encontramos a madres desgarradas entre el trabajo y el hogar, sintiendo que no cumplen a cabalidad ni en un lado ni en el otro.
Además, la sociedad nos pone en un dilema. Por un lado quisiéramos pasar más tiempo con nuestra familia, nuestros amigos o dedicarnos a un pasatiempos que nos trae satisfacción, pero por el otro, nos sentimos mal si trabajamos sólo nuestra jornada laboral.
Y entonces nos matamos trabajando, y alabamos al que pasa 10, 12, ¡14 horas! en la oficina, y decimos que es muy trabajador, que va a llegar alto. Y por otra parte, criticamos al compañero que deja de trabajar justo a la hora de la salida y decimos que “a las seis en punto se le cae el lápiz”.
Tenemos la creencia de que pasar más de ocho horas en la oficina es una virtud. De seguro los directivos y dueños de las empresas sí lo ven de esta manera y desearan que nos olvidemos de nuestra vida personal para dedicársela a la empresa, ¿pero así lo es para ti? ¿Quieres vivir para trabajar?
Mucho se ha criticado a los millenials que buscan un empleo que les permita tener vida fuera de la oficina, y se les tacha de ser una generación poco comprometida. Sin embargo, a la hora de estar al borde de la muerte, la mayoría de estos workoholics lamentan no haber pasado más tiempo con sus familias.
Aunque suene a cliché, por tantas veces que se ha dicho, cuando mueras, en tu trabajo no te van a extrañar. Quizás algunos compañeros de oficina te echen de menos durante un tiempo, pero vas a ser reemplazada, así funcionan las empresas, y con el tiempo, y la rotación de personal, serás olvidada.
En cambio, tu pareja, tus hijos, tu familia siempre te recordarán, y aunque la vida siga, les harás falta. Entonces ¿con quién debes de invertir tu tiempo?
La sociedad de consumo nos ha vendido la idea de que, para alcanzar el ritmo de vida “ideal” hay que trabajar mucho para comprar todo lo que, según ellos, necesitamos.

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